Todos extrañamos estar fuera, el solo hechode pensar en un parque o en un centro comercial parece tan lejano comodeseable, cosas que dábamos por hecho y no apreciábamos del todo. Aún con más razón, un viaje está en laprimera posición de nuestros sueñospost-pandémicos. Pero en una cosa hay que estar claros, no podemos seguirviajando de la misma manera, no podemos seguir consumiendo como antes, en pocaspalabras, no podemos seguir viviendo como lo hacíamos.
Si de algo nos ha servido esteconfinamiento en el que todo el mundo estamos viviendo, es para reflexionar yapreciar lo que tenemos. Y una vez que esto pase, volveremos a viajar, pero nopodemos volver a la normalidad.
Una de las tendencias que estabanperfilándose para este 2020 en cuestión de turismo es la del aprendizajevivencial. Es el turista que relaciona los viajes con enseñanzas de vida, y noparece haber mejor momento para esto que ahora. Esto es conocer lugares pocoexplorados, adentrarse de lleno en la cultura local y no vivir la experiencia amedias, aprender de primera mano de las costumbres y los hábitos de losautóctonos e incluso, enriquecerte con actividades de voluntariado oespiritualidad.
Este es un turismo que nos hará másconscientes de nuestro mundo, más abiertos a la variedad que hay en él y más capacesde simpatizar con nuestro alrededor.
Algo que hay que tener constantemente en lacabeza es que no hay que esperar tanto tiempo para viajar y sacrificarnos conahorros enormes para poder emprender ese viaje. Hay que saber bien que undestino desconocido e increíble puede estar apenas a las afueras de nuestraciudad. Hay que ser más partidarios de las escapadas de fin de semana que sonfáciles de hacer, baratas y nos enriquecen y sacan de la rutina por dos días,pero que la sensación que nos deja permanecerá por un buen rato.
Otra cosa que hemos aprendido a lo largo deesta pandemia es que a la vida la tenemos infravalorada, que debemos disfrutaral máximo como si fuera hoy nuestro último día y que no hay que dejar paradespués las cosas que nos hacen felices. Es por eso que otra tendencia para elturismo una vez que acabe esta situación, es el turismo extremo. Necesitamossentirnos vivos y sentir las venas llenas de adrenalina que nos den esa emociónpor vivir. ¡Busca experiencias extremasy diferentes que nunca pensaste realizar!
Si bien ahora apreciamos la compañía denuestros seres queridos más que nunca, también estamos aprendiendo a vivir connosotros mismos, a disfrutar de nuestra soledad y nuestra individualidad y adescubrir que nos la pasamos bien con nosotros mismos. Por eso no dejes de ladola idea de viajar sólo. Ya sabes cómo pasar el rato contigo mismo, ¡ahora hazloen el lado opuesto del mundo! La enseñanza que da el viajar solo es una como notiene comparación.
Un problema con el que se ha lidiado poraños es el sobreturismo. La exagerada llegada de turistas a un mismo punto y elconsecuente desgaste de su población local, la congestión del espacio público yel aumento de los precios de la vivienda son factores negativos que tienenuestra forma masificada de viajar. Por eso ahora podemos ajustar nuestrasvacaciones y hacerlo a destinos más auténticos, más locales, más económicos yque nos darán un punto de vista diferente al conocido por todos.
Viajemos como viajemos, tenemos que ser másempáticos, más compasivos, ayudar al que veamos que lo necesita, no importa sino es de nuestro país, somos una misma humanidad. Tenemos que ser conscientesdel daño que implica un turismo irresponsable a la naturaleza y minimizar nuestrahuella lo más que podamos. De más está decir el no contaminar playas, ríos ybosques, el tener sumo cuidado con lo que pueda ser una amenaza para unincendio forestal, el respetar a los animales y nuestros consumos. Todo esto haráque poco a poco construyamos una nueva normalidad, una que sea más respetuosacon nuestro entorno y con nosotros mismos. Hemos recibido la más grande lecciónde nuestras vidas y no puede pasar desapercibida, esta vez tenemos que cambiar.